Lighting for Pandur. Fragmentos del alma

“Lighting for Pandur. Fragmentos del alma” de Juan Gómez-Cornejo.

Fragmentos del alma de Juan Gómez-Cornejo, es una pieza que tras su paso por la última edición de la Cuatrienal de Praga de Escenografía y Espacio Escénico ha sido donada al Museo Nacional del Teatro.
A través de esta pieza escultórica y lumínica, el Premio Nacional de Teatro en 2011 y máximo exponente de la creación lumínica, Juan Gómez-Cornejo, rinde homenaje a los trabajos que él mismo realizó para el director esloveno Tomaz Pandur, tras morir inesperadamente en 2016.
Con ella, Juan Gómez-Cornejo reflexiona poéticamente sobre sus trabajos para el desaparecido director esloveno Tomaž Pandur, muy activo en España hasta su prematuro fallecimiento.
Esta pieza que, con música de Mozart y expuesta a modo de cubo, como el teatro, juega con los espejos, la imagen y, por supuesto, la luz con una extremada elegancia.
Es «Una caja hecha del alma», en sus propias palabras, que buscaba ser «hipnótica», generar un sentimiento, y, en último lugar, «buscar unos segundos, unos minutos de belleza».
España ha estado representada en La Cuatrienal de Praga en dos pabellones oficiales y una exposición escenográfica, en colaboración con el INAEM, Acción Cultural Española (AC/E), Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo (AECID), Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y el Instituto Cervantes. Fragmentos del alma forma parte de esta exposición.

Nos acercamos un poquito a Juan Gómez-Cornejo…
En las manos de un profesional de la luz de la talla de Juan Gómez-Cornejo (Valdepeñas, Ciudad Real, 1957), la iluminación escénica se convierte en un arte que embellece los espectáculos y los envuelve en la atmósfera idónea, sin subrayados superfluos que interfieran en el que considera su objetivo esencial: “Ser un vehículo emocional que transmita al espectador situaciones dramáticas de forma nítida”. La eficacia y talento que aplica a esta misión la hemos comprobado desde el patio de butacas, asistiendo a las grandes producciones de prestigiosos directores, entre cuyos últimos ejemplos destacan: Los hermanos Karamazov (2015), dirigido por Gerardo Vera; El alcalde de Zalamea (2015), con Helena Pimenta; Fausto (2014), del añorado Tomaz Pandur; Celestina (2016), protagonizado y dirigido por José Luis Gómez, o Tierra del fuego (2016), bajo la batuta de Claudio Tolcachir.

A su labor de más de tres décadas iluminando espectáculos de teatro, danza y lírica, hay que sumar su fundamental faceta de jefe técnico, que desempeñó desde 1982 a 1990 en la histórica Sala Olimpia, de Madrid, y que desarrolló admirablemente fundando desde sus cimientos el Teatro Central de Sevilla con motivo de la Expo’92. Después volvería a colaborar con José Luis Tamayo -con quien ya trabajó en su etapa en el CDN- participando en la rehabilitación del Teatre Lliure y, especialmente, en la conversión de una antigua iglesia en uno de los mayores templos escénicos de Madrid: el Teatro de la Abadía. Bajo la dirección de José Luis Gómez, iluminaría los memorables montajes que inauguraban en 1995 tan ilusionante proyecto: Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, de Valle-Inclán, y los Entremeses, de Cervantes.
Juan Gómez-Cornejo representa además la reivindicación de la profesión de diseñador de iluminación, no sólo por ser el primer artista de la luz merecedor del Premio Nacional de Teatro en 2011, sino también por presidir la Asociación de Autores de Iluminación, fundada en 1998 con el fin de aupar este oficio al reconocimiento que se merece convocando a profesionales de la luz y de la videoescena.
Su brillante trayectoria sólo puede explicarse a través de un talento fuera de lo común, que Gómez-Cornejo ha potenciado con su pasión por la luz y un generoso espíritu de entrega hacia los directores y actores destinado a que sus emociones lleguen como una flecha al patio de butacas.